El programa arranca el viernes 15 de agosto, con una colaboración especial junto al Festival Internacional de Cine con Medios Alternativos (FICMA)
Yazmin Espinoza, colaboradora La Voz de Michoacán
En tiempos donde el entretenimiento parece cada vez más homogéneo y los algoritmos deciden por nosotrxs qué ver, Divergentes: Arte y Cine llega, una vez más, a trastocar las imágenes. En su séptima edición, esta muestra autogestiva con sede en Morelia, Michoacán, propone un encuentro donde el cine es vehículo para la reflexión, el arte una forma de resistencia y la comunidad, el verdadero corazón del acontecimiento.
Del 15 al 22 de agosto de 2025, Divergentes extiende su propuesta a través de proyecciones, talleres y conversatorios gratuitos, abiertos al público y con una clara intención: utilizar las herramientas narrativas del cine para cuestionar estereotipos, visibilizar desigualdades y compartir otras formas posibles de contar (y vivir) nuestras historias.
Divergentes no es un festival cualquiera. Lejos de las alfombras rojas, aquí lo que brilla es la autenticidad de las voces convocadas. Cada año, esta muestra da lugar a obras creadas por realizadorxs michoacanxs que, desde la ficción, el documental o la animación, abordan las múltiples formas de violencia de género y otras desigualdades sociales. A su vez, se suman cortometrajes invitados de otros puntos de México y del extranjero, todos atravesados por una preocupación compartida: ¿qué historias contamos y desde dónde las contamos?
La programación de este año incluye una retrospectiva nacional de cine con perspectiva de género, en colaboración con espacios como Mujeres en el Cine y la Televisión, MIC Género y el Festival Resistimos, uniendo esfuerzos con otras plataformas que también buscan generar diálogos críticos desde lo audiovisual.
“Buscamos democratizar el cine y generar herramientas narrativas para transformar realidades”, señala la cineasta Sunya Madrigal, coordinadora del proyecto. Y es justamente esa búsqueda la que da sentido a cada actividad de Divergentes.
Un espacio para aprender y crear
El cine es mucho más que entretenimiento. Puede ser también un taller, un foro, un aula abierta. Por eso, más allá de las proyecciones, Divergentes incluye espacios de formación con un enfoque profundamente comunitario y pedagógico.
Entre sus actividades más esperadas está el taller intensivo "Cine Sin Filtros: El poder narrativo para cuestionar estereotipos", impartido por Madrigal y dirigido a jóvenes de 18 a 35 años. Durante dos días (el 20 y el 22 de agosto) en la Biblioteca Bosch-Vargas Lugo del Centro Cultural Clavijero, lxs participantes se sumergirán en ejercicios de escritura y análisis cinematográfico para desarrollar proyectos con perspectiva de género.
Además, habrá un taller express para estudiantes de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Latina de América, titulado "Historias que transforman", el miércoles 20 de agosto. Con estas propuestas, Divergentes apuesta por sembrar en las juventudes herramientas críticas que les permitan no solo consumir cine, sino crearlo desde su propia mirada.
Cartelera que interpela
El programa arranca el viernes 15 de agosto, con una colaboración especial junto al Festival Internacional de Cine con Medios Alternativos (FICMA). En la Casa Natal de Morelos, se proyectará el ciclo "Miradas disruptivas y de género en el cine", seguido de un panel con invitadxs especiales. Esta primera jornada marca el tono del resto del evento: cine que incomoda, que propone, que mira desde los márgenes.
El jueves 21, en el Auditorio María Zambrano de la Facultad de Filosofía de la UMSNH, tendrá lugar una retrospectiva del cine mexicano con perspectiva de género, acompañada de un conversatorio. Y el viernes 22, cerrando el ciclo, se presentará una selección de cortometrajes michoacanos, nuevamente en la UMSNH, confirmando que lo local también es profundamente universal cuando se cuenta con honestidad.
Más allá de los títulos o las sedes, Divergentes se define por su espíritu colectivo y autogestivo. Se trata de una red viva, que cada año se fortalece gracias a la colaboración entre cineastas, talleristas, universidades, festivales aliados y, por supuesto, el público que se deja tocar por las historias.
En ese sentido, ver cine en Divergentes no es una experiencia pasiva: es aceptar una invitación a pensar de otra manera, a sentirse parte de algo más grande, a reconfigurar nuestros propios imaginarios. Cada proyección, cada panel, cada conversación posterior entre asistentes, es una posibilidad de encuentro y transformación.