A mediados de año la Unión de Campesinos (UFW) logró un contrato sindical con DiMare Fresh, una empresa familiar de granjas y distribución de frutas y verduras en EUA

Los Ángeles, EUA. - Las redadas migratorias del Gobierno del presidente Donald Trump no han amilanado a la lucha sindical en los campos, que en esta temporada celebran que, tras dos años de organización y conversaciones con los patronos, alcanzaron mejoras en los contratos de los pizcadores de tomate en California. 

Lidia, una trabajadora agrícola de 35 años, considera que la temporada de cosecha de este 2025 "estuvo mucho mejor", no porque el miedo haya desaparecido en los campos debido a la campaña de deportaciones masivas impulsada por Trump desde que asumió la presidencia por segunda vez, sino porque contar con un contrato le ha garantizado una mejor calidad de vida y condiciones laborales más justas.

"La gente trabaja con miedo, pero con el contrato ahora se siente mejor, y lo tienen que respetar", dice en entrevista con EFE la trabajadora indocumentada originaria de México que ha trabajado en el campo desde que llegó a EUA a los 12 años.

Lidia solo trabaja en los campos dos meses de los cinco que dura la temporada de tomate en California porque tiene un hijo con autismo al que tiene que cuidar.

A mediados de año la Unión de Campesinos (UFW) logró un contrato sindical con DiMare Fresh, una empresa familiar de granjas y distribución de frutas y verduras en EUA especializada en tomates, que año con año emplea a gente como Lidia en el Valle Central de California.

Entre las mejoras que destaca Lidia se encuentran el pago por días de enfermedad, un bono que se otorga tras cumplir 80 días de trabajo, y la remuneración por el tiempo destinado para el almuerzo. algo con lo que no cuenta una buena parte de los trabajadores agrícolas de EUA.

No obstante, la temporada también ha presentado desafíos significativos, especialmente debido a los operativos del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), que se han intensificado en las granjas agrícolas de California, incluso en condados cercanos a Los Ángeles, el estado que produce más de un tercio de las frutas y verduras del país.

"Aún con las amenazas de las redadas y deportaciones, la UFW está enfocado en organizar más sitios de trabajo y seguir creciendo la unión. Ahora más que nunca, los trabajadores necesitamos estar unidos para defender nuestros derechos y exigir sueldos y trato más justo", dijo en declaraciones a EFE Teresa Romero, presidenta de la UFW.

"La victoria de los pizcadores de tomate es un ejemplo importante para todos los trabajadores del campo: con unión, si se puede vivir mejor!", añadió.

Una estimación de 2022 del Centro de Estudios Migratorios reveló que el 45% de los trabajadores agrícolas (283,000) eran indocumentados.

Las redadas abruman también a los trabajadores en situación legal

José Luis, un trabajador agrícola mexicano de 47 años que reside en Modesto y logró obtener sus papeles gracias a que sus padres regularizaron su situación migratoria durante la amnistía de 1986, lamenta la difícil situación que enfrentan muchos de sus compañeros que no corren con su misma suerte.

"Uno ve a la gente que no tiene papeles y que tienen mucho temor a migración, es gente que está ganando el pan de cada día, con hijos, y sus hijas. Uno intenta apoyarlos, porque no está bien lo que están haciendo (las redadas)", dice a EFE.

Para él, los beneficios más sustanciales del contrato fueron el incremento del pago por bote, el aumento anual de salario, remuneración dependiendo la distancia del trabajo, el pago de un dólar adicional por el uso de guantes y el respeto con el que ahora son tratados como trabajadores.

"A mi me gusta el campo, es un trabajo duro, y ya no gano igual que cuando era más joven, pero a mí me gusta", cuenta José Luis, quien ha trabajado en el campo desde que tenía 15 años.