La maestra Argelia Castillo comparte en entrevista su visión sobre la crítica de arte en el contexto contemporáneo, abordando sus formas de ejercicio, desafíos actuales y particularidades dentro del panorama mexicano

¿Qué es la crítica del arte?, ¿quién está facultado a ejercerla? y ¿en dónde podemos leer crítica de arte en la actualidad y para qué? Son interrogantes que sin duda nos podemos hacer en un contexto de sobreproducción de información y contenidos en los medios digitales. Sin duda, escuchar al término de crítica de arte tenemos una connotación inserta en nuestro imaginario de erudición y de autoridad, de un alto estatus dentro de un ámbito muy sofisticado como lo es el medio del arte. Pero como alguien que labora día con día en un entorno de artistas y exposiciones, me es posible reconocer la baja practica de ello, sus dificultades, comenzando por plantear que es una labor muy específica, casi del interés de algunos cuantos: artísticas, curadores y eruditos lectores; también que hoy en día enfrenta grandes retos en un contexto sociocultural.  Pero Argelia Castillo, es alguien que la ejerce la Crítica de Arte de manera formal, lo hace día tras día y que hoy nos viene a ofrecer un poco de luz respecto a esta práctica menester en el desarrollo del gremio artístico-cultural.

En el marco de la exposición “Nodo de Arte Contemporáneo. Colección José Pinto Mazal”, la Secretaría de Cultura de Michoacán y el Centro Cultural Clavijero llevarán a cabo el ciclo de conferencias “Primeras Jornadas sobre Arte Contemporáneo”, los días 14, 15 y 16 de agosto.

Como parte de este programa, se contará con la participación de la crítica de arte, historiadora, socióloga y periodista Argelia Castillo, quien profundizará en la disciplina de la crítica del arte desde tres enfoques: Historia y contexto de la crítica del arte, Crítica del arte contemporáneo en México, volumen I y volumen II

¿Quién es Argelia Castillo?

Argelia Graciela Castillo Cano (Ciudad de México, 1958) es una historiadora del arte, socióloga, periodística y crítica de arte, integrante de la Asociación Internacional de Críticos de Arte (AICA) misma de la que fue vicepresidenta, así como presidenta de la sección de México, así como de su Comité Regional para América Latina y el Caribe. También es integrante de la Corresponsalía Guadalajara del Seminario de Cultura Mexicana.

Ha destacado por participar como integrante del comité organizador de la Bienal Internacional de Arte Contemporáneo en Florencia, Italia, y ha intervenido en encuentros de crítica artística en diversas ciudades como Dublín, Beijing y São Paulo.

Autora de los libros “Artistas mexicanos de nuestro tiempo” Ed. Morevallado (2010) y “Obras maestras de la plástica michoacana” Ed. Secretaría de Cultura de Michoacán (2015). Sus artículos sobre arte mexicano y latinoamericano han sido publicados en revistas como Art Nexus (Bogotá), Arte al Límite (Santiago de Chile), y en medios culturales de Ciudad de México como Reforma y La Jornada.

Fotografía 2: Exposición Nodo de Arte contemporáneo, Sala 6 del Centro Cultural Clavijero, (Créditos: SECUM)

Al inicio de esta charla se le hizo a la maestra Castillo una pregunta sencilla y directa: ¿Cómo se hace un crítico de arte? – Viendo Arte. Esa es la respuesta fácil y directa, esa es la formación, ver arte. En una ocasión interrogué a Jorge Manrique, que me parece uno de los críticos de arte más importantes que haya habido en México, le dije un día maestro, ¿Y cómo se hace un crítico de arte?, o sea, ¿cuál es el secreto? Y él me dijo, hay que ver arte, una exposición por día. En esa ocasión le dije que eso era muy difícil. Y realmente tenía mucha razón, realmente el crítico de arte tiene la responsabilidad de saber a profundidad mucho sobre muchos temas. Saber mucho de la historia del arte, de toda la historia del arte. Yo creo que el crítico de arte no termina jamás de formarse, ni jamás tiene la última palabra de nada. Es siempre este proceso continuo de ver, pensar y escribir. Volver a ver y volver a pensar y volver a escribir.

Respecto de su camino de formación y abordando la interrogante de cómo se forma un crítico de arte, Argelia Castillo nos platicó su experiencia personal, como alguien que se formó inicialmente en la sociología – Soy egresada de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México, la UNAM, en Ciudad de México. Entonces mi información inicial es de socióloga, que aparentemente no tiene mucha relación con lo que después haría, pero sí la tiene por la visión que te da de la sociedad, del conjunto, del tejido social, de cómo funciona la sociedad. Me fue muy fácil adentrarme en un inicio a dar clases y enseguida a escribir.

Esto nos lo explicó como una base fundamental para ella, por lo que el conocimiento y las especializaciones en historia del arte, fueron llegando por un interés muy profundo que siempre tuvo, además de su contexto familiar – Durante un buen tiempo estuve escribiendo para el periódico “Reforma”, donde escribía sobre cultura en ciudades europeas y finalmente en cultura mexicana. Y pues como que ya me empecé a especializar en arte, que es un mundo que a mí me gustaba mucho y del cual participaba cotidianamente, tanto porque mi suegro fue siempre profesor de historia del arte y teníamos con él talleres continuamente por mi esposo que es artista, entonces fue un mundo muy cercano, entonces fuimos un poco hacer que confluyeran estas dos tradiciones, las de las humanidades y el arte.

Una parte importante en esta labor de periodismo y publicaciones, nos explica sobre su incursión de manera formal en el ámbito formal de la crítica de arte: Una vez especializándome en arte y posteriormente la crítica de arte, Berta Taracena (Investigadora, historiadora y crítica de arte, Ciudad de México 1925 – 2021)  leyó algo de mis textos, le gustó y me invitó a formar parte de la “Asociación Internacional de Críticos de Arte”, (AICA), del capítulo México.

Pudimos reflexionar respecto de la palabra “Crítica”, coincidimos en que posee una imagen de autoridad, de erudición y de acreditación/desacreditación; que hasta pareciera tener una mala connotación – Sí, hay un estigma contra la palabra crítica. Pero crítica en sí, pues viene, ya sabes, del griego. Su raíz es CRI. Y comparte su raíz con la palabra, por ejemplo: “crisis”. Y con la palabra “criterio”. O sea, es la idea que te haces de algo. Y claro, cuando tú te haces la idea de algo, empiezas a separar lo que te parece oportuno de lo inoportuno, lo bueno de lo malo. Por allí iría la crítica de arte.  Ahora, ¿por qué ha sido tan criticada? Porque se cree que la crítica de arte consiste casi en levantar el pulgar y decir, este artista sí la hace, o poner el pulgar hacia abajo y condenarlo. Eso no es la crítica de arte. La crítica de arte es acercarte a una obra... Y tratar de ver qué tan solvente es. Pero te tienes que acercar, ese es otro prerrequisito. Hacerlo de la manera más desprejuiciada posible.

La maestra Argelia, nos compartió la evolución favorable de esta figura de autoridad, por la de un guía – Antes teníamos este crítico omnipresente. Ahora ha cambiado un poco porque en el mundo del arte han entrado otros actores, digamos. Uno de ellos el curador. Que es una prácticamente una nueva figura en el arte y muy de moda, pero que comparten la función de fungir como un guía, cuestión que en esencia siempre lo hacía un crítico.

Fotografía 3: Sala 6 del Centro Cultural Clavijero (Crédito: SECUM)

¿Cuál es la función de un crítico en la actualidad? – La función del crítico de arte sigue siendo fundamental. Insisto: no se le puede sustituir, porque en última instancia es quien orienta al público sobre el rumbo que toma el arte. Para la mayoría de las personas, estar al tanto de todo lo que ocurre en el mundo artístico resulta sumamente difícil—prácticamente imposible. Si ya representa un reto para el propio crítico, lo es aún más para el público general. Por eso, el papel del crítico consiste en tender un puente entre la obra y quienes la contemplan, facilitando la comprensión, el contexto y el diálogo.

¿Dirías que es un divulgador también? – Desde luego, el crítico también cumple una función como promotor. Al hablar y dar a conocer una obra, está acercándola a un público que, de otro modo, quizá no tendría acceso a ella o simplemente no se interesaría. El crítico promueve y divulga el arte—y lo hace con impacto. A veces con acierto, otras veces movido por ciertos intereses, como ocurre en muchos ámbitos de la vida. Pero sin duda, es un agente clave en la promoción y difusión de la obra artística.

En tu opinión, ¿qué papel ha desempeñado México en el ámbito de la crítica de arte? ¿Cuáles consideras que han sido sus principales aportaciones y cómo describirías el contexto actual? Pensando en el arte contemporáneo como un campo amplio y cada vez más regionalizado, con múltiples voces y lenguajes, ¿cómo percibes tú el estado de la crítica en el presente? – Comenzando por el principio de tu pregunta, sobre las aportaciones de la crítica de arte, vale la pena destacar un dato muy significativo: la “Asociación Internacional de Críticos de Arte” (AICA) fue fundada como un organismo especializado de la UNESCO. Esto es especialmente interesante si consideramos que la UNESCO, como rama cultural de la ONU, surgió después de la Segunda Guerra Mundial con una visión profundamente humanista. En ese contexto, se planteó que lo contrario de la guerra no es simplemente la paz, sino la cultura. Esa idea me parece profundamente poderosa: la cultura como antídoto frente a la destrucción.

Dentro de esa visión, se creó AICA como el único organismo internacional dedicado a la crítica de arte, y México jugó un papel fundamental en su origen. Juan Jorge Crespo de la Serna, un destacado crítico mexicano de mediados del siglo XX, fue presidente de la asociación en los años cincuenta, lo que habla del protagonismo que tuvo el país en ese momento.

Además, México ha contado con grandes críticos de arte a lo largo de distintas épocas. Algunos nombres más cercanos y reconocibles hoy en día son Teresa del Conde y Raquel Tibol, figuras clave en la reflexión y difusión del arte en nuestro país. También está Cuauhtémoc Medina, quien ha sido curador y jefe de importantes instituciones, y que desde mi punto de vista es un crítico extraordinario.

Y qué nos puedes decir acerca del arte contemporáneo, ¿qué papel juega la crítica del arte en ello? – De entrada, hay un punto muy interesante que vale la pena destacar: el objeto de estudio principal del crítico de arte, es el arte contemporáneo. El arte del pasado pertenece al campo de la historia del arte, que se encarga de analizar y contextualizar figuras como Picasso, por ejemplo—ya sabemos quién fue y qué hizo gracias a esa disciplina.

Ahora bien, la crítica de arte puede dialogar con el pasado, ofrecer nuevas lecturas o establecer vínculos con artistas contemporáneos. Pero su foco está en lo que está ocurriendo ahora, en lo que aún no ha sido canonizado. Y ahí radica su complejidad: el arte contemporáneo es un terreno de arenas movedizas. El crítico se enfrenta a lo incierto, a lo que aún no ha sido validado por el tiempo. Es una apuesta. Nunca se sabe con certeza qué artistas llegarán a consolidarse, a ser ampliamente reconocidos. Esa incertidumbre es precisamente uno de los desafíos más fascinantes de la crítica de arte. Hay un crítico de arte... británico que no recuerdo su nombre ahora, que me gusta mucho porque él dice que el crítico de arte es la primera persona llegada a la escena del crimen. Es esta primera persona que llega y entra a la escena del crimen y que tiene que decir algo, antes de que nadie lo haya dicho.

¿Qué características y retos ves tú en la crítica del arte en el contexto actual? – Por un lado, tenemos esta crítica de arte muy académica, muy erudita, que realmente produce textos ininteligibles, que es una crítica de arte que uno pensaría que casi está hecha para otros críticos de arte, que es sobre todo de tipo académico. Y luego en el otro extremo hay una crítica de arte, así como de los medios de comunicación es muy banal, que no vale la pena. Entonces, esos son los extremos entre los que se tiene que mover el crítico, siendo consciente de su relación con el público, pero a la vez de que debe trabajar con rigor, ¿no? Y hacerse entender con un lenguaje, que es otro requisito del crítico de arte, manejar muy bien el lenguaje. Tienes que escribir muy bien para poder ser crítico, para que la gente te entienda: ser claro.

Para cerrar, en el contexto actual marcado por la inteligencia artificial, la realidad aumentada y las prácticas artísticas transdisciplinares y multimedia, ¿cuáles consideras que son los principales retos para el arte? ¿Y cuál es el papel del crítico/curador de arte en este siglo XXI? Desde tu perspectiva, ¿qué vislumbras para el futuro del arte y la crítica en las próximas décadas? – ¿Del crítico o del curador? Bueno, que a veces son el mismo. Pero te digo, de todas formas, a veces el crítico de arte nada más se cambia de cachucha y ya es curador.

El mundo actual está lleno de retos, y eso aplica a toda la cultura en general. La irrupción tecnológica ha traído transformaciones profundas, muchas de ellas complejas, que han impactado directamente en el trabajo del crítico de arte. Antes, los críticos tenían espacios fijos en los periódicos impresos—columnas semanales o quincenales que les permitían dialogar con el público. Hoy, esos espacios prácticamente han desaparecido. Los periódicos impresos son cada vez más escasos, y los digitales dedican muy poco espacio al arte.

Esto refleja una realidad preocupante: el arte, lamentablemente, no figura entre las prioridades de las agendas políticas globales. Aunque, claro, cuando hay algo que presumir, el arte suele ser el recurso simbólico. En México, por ejemplo, cuando se quiere destacar algo a nivel internacional, se presume a los artistas mexicanos. ¿A cuáles? A todos, en bloque, como emblema nacional.

Así que sí, estamos ante una serie de desafíos. El avance tecnológico exige que el crítico se adapte, que se instale en las redes sociales, aunque por momentos parezcan una torre de Babel, caótica y difícil de descifrar. Ya no existen aquellas revistas de arte bellamente editadas, que eran el espacio natural del crítico. Hoy, esos lugares son cada vez más escasos.

Pero el crítico sigue ahí: escribiendo, reflexionando, trabajando. Esa es su apuesta constante—persistir, adaptarse y seguir construyendo puentes entre el arte y el público, incluso en medio de la incertidumbre.

Tú vas a impartir el próximo jueves 14, 15 y 16 de agosto una serie de conferencias, una serie de charlas, que a su vez está muy al interés de un público joven, de un público general. ¿Tú qué les dirías a esas personas? ¿Por qué es importante sensibilizarse e involucrarse en el quehacer de la crítica del arte? – El arte es importante, y la crítica también lo es. En estas charlas, abordaremos la crítica como una herramienta para acercarnos a la obra de arte. No será un taller en sentido estricto, pero sí una exploración práctica: ¿qué hace un crítico cuando se enfrenta a una obra que no sabe cómo definir, que desafía las categorías tradicionales? ¿Cómo nos aproximamos a una obra?:  sin prejuicios, con las antenas bien abiertas.

Este enfoque puede ser útil tanto para el público general como para los jóvenes interesados en el arte, porque ofrece una vía de acceso enriquecedora, que contribuye a la formación personal y a la comprensión de los intereses vitales. Por eso, lo que propongo es comenzar por lo esencial: ¿cómo nos acercamos al arte? Y luego, ¿cómo nos acercamos al arte contemporáneo hecho en México?

Aquí aparece una paradoja: el arte contemporáneo mexicano es poco conocido dentro del país, a pesar de que muchos de sus artistas han sido reconocidos internacionalmente. Presentaré el trabajo de 15 artistas que han participado en bienales como la de Venecia y han recibido premios en distintos lugares del mundo. Sin embargo, en México, su obra sigue siendo poco difundida, y los pocos que son conocidos suelen generar controversia. Esto, en parte, se debe al desconocimiento sobre lo que entienden por arte, sobre qué es el arte hoy y cómo se hace.

Es necesario actualizarnos. No podemos seguir pintando como en el Renacimiento; el arte contemporáneo tiene otras formas, otros lenguajes. Tiene que hablarnos de los problemas actuales: migración, corporaciones multinacionales, crisis sociales, ambientales, identitarias… El arte es epocal, y por eso debe hablarnos de su tiempo. De nuestro tiempo.

¿Qué esperas de estos ciclos de conferencias? – Que pueden ser muy interesantes y que pueden descubrir como mundos nuevos a las personas que asistan. Yo creo que esa es la parte súper interesante de esto.

José Roberto Morales Ochoa, promotor y gestor cultural, con especialidad en museografía, museos y centros culturales.

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