Las consecuencias de esta separación darán como resultado dos vórtices hermanos que provocarán cambios en el clima a finales de febrero
Redacción / La Voz de Michoacán
Uno de los grandes protagonistas del clima durante el invierno es el Vórtice Polar del Ártico, un área de aire giratorio que se forma sobre el hemisferio norte y que gana fuerza en esta época del año. Los vórtices polares rotan en sentido contrario a las agujas del reloj y están confinados por una banda dinámica de fuertes vientos a los que se les conoce como jet stream o chorro polar.
Aunque su papel depende de más de un factor y no siempre es determinante —especialmente porque se ubica en niveles muy superiores a los de la tropósfera, donde se produce el clima— puede detonar un tiempo severo, ya que sus cambios aumentan las probabilidades de oleadas de aire gélido en el norte de América y Europa.
Esto se debe a que el vórtice puede comportarse como un caramelo suave: se estira y ondula cuando se desestabiliza, lo que afecta el comportamiento de la gran reserva de aire extremadamente frío que lo conforma. Además, los vientos que soplan de oeste a este pueden ir empujándolo fuera del polo, como lo explica la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés).
¿Se divide el vórtice?
En los últimos días los meteorólogos han notado precisamente un cambio en el vórtice, que hasta hace poco se había mantenido fuerte y estable.
De acuerdo con Ben Noll y Justin Berk, especialistas en el clima, del 1 al 15 de febrero, el vórtice podría comenzar a debilitarse hasta el punto de que su estiramiento provocaría su división en dos vórtices separados.
Las consecuencias de esta separación darán como resultado dos vórtices hermanos que provocarán cambios en el clima a finales de febrero: un frío intenso en las latitudes medias (regiones como Europa y América del Norte).
Berck considera que el más grande de estos hermanos se dirigirá a Canadá y buscará aproximarse hacia latitudes más bajas. Esto, sumado a una corriente en chorro violenta en la región, aumentan las expectativas de heladas y numerosas tormentas invernales en Estados Unidos.
“El invierno regresará”, escribió el también profesor universitario en su cuenta de X.
Generalmente las condiciones de este fenómeno se quedan muy al norte del mundo, no obstante, las desestabilizaciones importantes pueden facilitar el desplazamiento de aire extremadamente frío a zonas más bajas, incluyendo territorio mexicano.
De cumplirse la división del vórtice, el frío invernal podría llegar a México a mediados de febrero. Todo dependerá de lo que los meteorólogos denominan un Calentamiento Súbito Estratosférico, un fenómeno que desestabiliza al vórtice y que ha comenzado a aparecer en los modelos meteorológicos. Ocurre en la estratosfera y se caracteriza por traer una aumento abrupto de temperatura que puede superar los 50 °C en pocos días. Surge a partir del debilitamiento del vórtice: al descender rápidamente el aire frio la temperatura en la zona aumenta de manera repentina, como explica el Servicio Meteorológico de Reino Unido.
Se espera que la división también tenga consecuencias al otro lado del mundo, ya que podría ocasionar que un anticiclón se establezca en Escandinavia. Si esta situación persiste, impedirá que las borrascas del Atlántico lleguen y permitiendo que el aire frío fluya hacia el centro y sur de Europa.
Los eventos de frío extremo
Expertos han mencionado que este evento es similar al que ocurrió hace 40 años, en enero de 1985. En ese entonces, un fuerte patrón atmosférico causó que el vórtice polar se dividiera en dos el 30 de diciembre de 1984.
Esto tuvo efectos casi inmediatos, trayendo un intenso frío y grandes nevadas tanto en Europa como en Estados Unidos. No obstante, en México no se registraron grandes variaciones.
Y es que, aunque la inestabilidad en el vórtice polar puede facilitar la llegada de aire ártico al país —el más fríos que existe—, su papel ha sido secundario en cuanto a inviernos severos en el territorio, de hecho, las grandes nevadas que ha experimentado el territorio tienen su origen en otros fenómenos.
Los registros disponibles señalan que México ha experimentado al menos dos inviernos extremos: el primero ocurrió en enero de 1967, cuando la mitad del territorio quedó cubierta de nieve, incluyendo las zonas nunca antes pensadas: como partes bajas de la Ciudad de México. De ahí que se le considere una de las nevadas más grandes registradas en su historia.
El segundo evento ocurrió entre 1997 y 1998 y se vio potenciado por el fenómeno “Súper El Niño”, ya que favoreció la formación de una vaguada polar y una Depresión Aislada en Niveles Altos (DANA). Ambas se sumaron al aire polar de la temporada, desencadenando nevadas y frío extremo en el norte y parte del suroeste del país.
Calor podría conllevar frío extremo
En los últimos años el calentamiento del Ártico avanza de forma más acelerada que el calentamiento global general.
Se creía que esto reduciría gradualmente los brotes de aire frío en las latitudes medias, como en Europa y América del Norte. Sin embargo, algunos estudios recientes sugieren lo contrario, que el calentamiento del polo norte puede de hecho provocar más climas invernales severos, incluyendo olas de frío intensas.
Para entender si el calor en el Ártico y los climas invernales severos están relacionados o si simplemente ocurren al mismo tiempo por coincidencia un grupo de científicos elaboró un estudio analizando las teorías al respecto.
Los autores notaron que los continentes del norte, los inviernos severos están frecuentemente vinculados con diferentes patrones del vórtice polar (masas de aire frías que circulan en la atmósfera) y con bloqueos atmosféricos (cuando una corriente de aire se detiene, causando cambios en el clima).
Aunque estos fenómenos aún no se comprenden del todo, la investigación reciente destaca teorías sobre cómo los bloqueos atmosféricos pueden ayudar a predecir la ubicación, tiempo y duración de los efectos en el clima de las latitudes medias.
Sumado a ello destacaron cómo los cambios en el vórtice polar pueden impactar el clima de las regiones del sur, y cómo estos vórtices pueden oscilar entre la estratosfera y la troposfera (las capas superiores e inferiores de la atmósfera).
A la par encontraron evidencia que sugiere que el clima tropical puede estar pre-acondicionando la conexión entre el Ártico y las latitudes medias. Los modelos climáticos recientes brindan nuevas oportunidades para entender mejor cómo la pérdida de hielo marino en el Ártico podría influir en los climas invernales de las latitudes medias en el futuro.