Como un acto de remoción de la tierra para preparar el cultivo, desmonté los versos de Siembra mi huerto (Cuarta República Editorial, 2024), escrito por Andrés López Avila

Abdías Martínez

Como un acto de remoción de la tierra para preparar el cultivo, desmonté los versos de Siembra mi huerto (Cuarta República Editorial, 2024), escrito por Andrés López Avila; modifiqué el relieve de mis referentes poéticos y desde su sensibilidad, que entrelaza el mundo natural con el universo íntimo, la lectura ha sido una enriquecedora construcción de un camino que, de semilla a fruto, celebra al amor.

En una simbiosis, naturalmente poética, el libro es un diálogo interdependiente entre el acto de escribir, o leer poesía, y cultivar un huerto; "tú cuidas el huerto y yo te leo poesía", dos formas de cuidado y nutrición; "Tú escribes poemas… Yo te veo leer y te cuido el huerto", dos actos que se reflejan y se complementan. ¿No es un huerto una biblioteca vegetal?, desde allí, "Mis manzanos y el durazno son novelas enormes, gestas, poemas épicos", las espinacas y lechugas "son cuentos que… sabes releer todos los días", incluso, las zanahorias se convierten en “libros traducidos”. El huerto, como un espacio físico, transmuta a un universo de narrativas, conocimiento y resistencia: Poesía.

López Avila, el poeta-hortelano, opta por un lenguaje con un enfoque consciente hacia la sencillez, se aleja de la complejidad retórica e incluye, en la riqueza de sus poemas, versos ornamentales, florales, aromáticos, frutos y hortalizas comestibles, cinestésicos; con una conexión emocional inmediata, que da sombra, semillas, brotes, hierbas, herencia poética y sensorial "cada día, cada mañana, siempre, todo el tiempo, cada día". Su huerto no es sólo un escenario, sino un personaje que está profundamente entrelazado a sus raíces de amor, naturaleza, cuerpo, literatura y el ciclo de la vida, porque “vivimos entre hojas”, y esta botánica literaria explora profundamente el crecimiento, la muerte y la regeneración.

Es el huerto un espejo de las experiencias humanas, donde también "los animales mueren, las cosechas se pierden"; es el huerto una cosecha de esperanza y continuidad, "las hojas y las semillas y las plantas deshechas son la parte nueva de una vida que regresa" y desde la metáfora resiliente, se aprende a estar bien como el árbol de canela y aún la flor marchita produce semillas “que vuelan para regalarse a más amores”.

Esta poética es campo fértil, una mezcla de sentidos para degustar las hojas del huerto, para perfumar los sinsabores de la cotidianeidad, para afianzar los tubérculos y los sueños, “en las noches tiernas”; recordar y reconocer la tierra, el cuerpo y la complicidad de sus semillas; un “cofre de estrellas” permite poner a la par el potencial de vida de una semilla con el universo entero, porque aquí, el amor se nutre del huerto y la pasión por la literatura; aquí, se invita a participar en el cuidado y creación de un espacio que es, simultáneamente, tierra fértil, proyecto de vida en común y poesía.

La riqueza de este libro construye un universo poético y profundo, permite sembrar, cuidar, cosechar y disfrutar versos frutícolas, vegetales, herbáceos e infrutescencias desde la poesía de la emoción y las mieles del cuerpo amante; celebra el amor en todas sus formas, el conocimiento, la naturaleza, la pareja y el erotismo como si fueran una única fruta; nos recuerda que los actos más sencillos, como sembrar una semilla o leer un poema, contienen la maravilla de la vida misma. En Siembra mi huerto, el amor se vive en un espacio seguro y fértil donde es posible "leer juntas y comer del huerto… y juntas hacer el amor y hacer la poesía".

Después del cultivo, ¿serás huerto o poema? ¿De qué poética tomarás los primeros frutos?

Abdías Martínez (Huetamo, Michoacán, 1989) es el venado negro de la familia, “Poeta en su tinta” que gusta de decir cosas a veces y a versos. En 2013 ganó en los Premios Michoacán de Literatura con su obra poética Santasanctórum.