Gaby Molina, la dama del tablero político, redefine las reglas con estrategia y paciencia, logrando un tercer ciclo escolar completo en Michoacán
Ojo con Gaby Molina, la dama en el tablero
Decimos en México: la tercera es la vencida. No lo decimos por fe, sino por costumbre.
La primera vez puede ser un golpe de suerte, una ráfaga del azar.
La segunda, una necedad con buena memoria. Pero la tercera…
Ah, la tercera. Esa ya es de quien entendió el juego. De quien ya no pregunta las reglas porque está ocupado reescribiéndolas.
Y en ese tablero —ajedrez político de piezas pesadas, alfiles disfrazados y peones que quieren ser torre— hay una jugadora que ha sabido moverse con paciencia, paso firme, sonrisa de Reina y esa mirada de quien no necesita coronarse… pero se está probando la corona.
Ojo con Gaby Molina: La dama del gabinete. El mole de todos los ajonjolís. La que suena en Palacio Nacional, se comenta en los cafés, circula en los chats del círculo rojo y se filtra hasta los pasillos de las escuelas, las colonias, los pueblos.
No es omnipresencia, es estrategia. A Gaby se le ha visto en varios tableros:
Con los Cárdenas, claro, con quienes la historia le tejió lazos desde hace tiempo —lazos de los que pocos pueden presumir, y que siguen contando.
También con Mario Delgado, ahora que funge como Secretario de Educación y mueve piezas desde el centro del tablero nacional.
Y antes con Lety Ramírez, cuando ocupó la silla de Vasconcelos, la más pesada del escritorio educativo, esa que no se hereda, se conquista.
Se mueve con soltura y presencia en el Gabinete Bedollista como pieza clave.
Mientras otros pierden partidas por soberbia o por torpeza, Gaby ha ido resolviendo en silencio. Sin aspavientos, pero con resultados.
Cuando una fracción de la CNTE quiso armar plantón, el inflable se desinfló antes de soplarle. No hubo paro en Michoacán.
Gaby no aplastó a nadie: disuadió. No confrontó al magisterio: lo escuchó.
Y al resolver desde Michoacán, evitó que nuestros maestros fueran a patear las puertas de sus propios aliados en la Ciudad de los Palacios.
Porque nadie, mucho menos la base magisterial, quiere quedar mal con quien más les ha dado: López Obrador primero, Sheinbaum ahora.
Hace tres años, en 2023, Michoacán amaneció tapizado de espectaculares: una niña sonriente, mochila al hombro, anunciando un milagro estadístico: PRIMER CICLO ESCOLAR COMPLETO, SIN PAROS.
A todos nos picó la sospecha. Las décadas de aulas cerradas no se olvidan. Quizá por eso a todos se nos quedó la frase en la mente. Por eso aquel anuncio no fue solo una postal. Fue un cometa: Bello, fugaz y, probablemente, irrepetible.
Pero sí se repitió. En 2024 llegó el anuncio: SEGUNDO CICLO COMPLETO. ¡Y vamos por el tercero!, anunciaron Gaby y el Gobernador. Sonaba a mantra, a esas frases que se dicen como propósito pero disfrazan un desafío.
Y aquí estamos. Con el TERCER CICLO ESCOLAR COMPLETO en la bolsa. La tercera. La vencida.
Y la vencida, esta vez, ni siquiera es la CNTE: Es la costumbre del caos, la política del chantaje, el daño a las infancias y la indiferencia de escritorio.
El tercer ciclo escolar completo es más que una cifra: Es un logro para las infancias y, quizá, la corona de quien, en el tablero sucesorio, ha sabido moverse como Reina.
No lo dice la estadística (aunque también), lo murmuran los portales, lo soplan los pasillos, lo sugieren las encuestas y lo confirma el silencio incómodo de quienes antes hacían más ruido que política: La tercera es la vencida.
Y esta vez, la jugada le toca a la dama.