Tengo la impresión de que la relación bilateral de México con Estados Unidos cada día se complica más
Tengo la impresión de que la relación bilateral de México con Estados Unidos cada día se complica más.
El gobierno de Sheinbaum ciertamente ha actuado con prudencia y sensatez frente a los agravios y desafíos del gobierno de Trump. Sin embargo, muchos temas siguen atorados, sin resolución, mientras se apilan declaraciones y acciones de la administración trumpista que enredan aún más la relación bilateral.
La semana pasada, por ejemplo, hubo una declaración tremendamente desafortunada de la fiscal federal de Estados Unidos, Pam Bondi, en un comité del Senado de ese país: “Donald Trump lo ha dicho fuerte y claro: no seremos intimidados y mantendremos a Estados Unidos seguro gracias al liderazgo del presidente Trump, no solo de Irán sino también de Rusia, de China y de México, de cualquier adversario extranjero, ya sea que intenten matarnos físicamente o con una sobredosis de drogas a nuestros hijos”.
Ahora resulta que México, lejos de ser un vecino confiable y socio comercial, es “adversario” igual que Irán, Rusia y China.
Supongo que el comentario de las sobredosis de drogas venía a cuento por nuestro país. Efectivamente, muchos de los narcóticos que llegan a Estados Unidos vienen de México. Pero aquí no hay una política de Estado que fomente la venta de drogas al vecino del norte para matarlos.
Existe ineptitud, tolerancia y hasta complicidad de algunas autoridades mexicanas con el narcotráfico. Pero eso es muy diferente a considerar que los queremos matar. En todo caso, los que se están matando son los propios estadounidenses por sus adicciones. Como el gobierno de ese país no quiere culpar a los individuos que se drogan, señalan con el dedo flamígero al vecino del sur de donde llegan los narcóticos.
Cero y van dos declaraciones de mala leche en contra de México de altos funcionarios del gabinete de Trump en poco tiempo. Hace unos días, recordemos, la secretaria de Seguridad Interna, Kristi Noem, dijo: “Sheinbaum alentó más protestas en Los Ángeles y lo condeno. No debería alentar las protestas violentas que están ocurriendo”.
La Presidenta nunca alentó esas protestas violentas. Noem tergiversó un comentario que había hecho Sheinbaum con respecto a movilizarse en contra del establecimiento de un impuesto a las remesas por parte del Congreso de Estados Unidos.
Tanto Bondi como Noem reflejan el pensamiento del gobierno trumpista que no tiene contemplaciones en agredir verbalmente a México.
Y nosotros, en el ánimo de mantener la cabeza fría, debemos tragarnos esos horribles sapos.
La semana pasada, además de la agresión de Bondi, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos acusó a tres instituciones financieras mexicanas (CIBanco, Intercam y Vector) de lavar dinero producto del tráfico ilícito de opioides. Sin presentar pruebas, prohibió las transacciones de estos dos bancos y casa de bolsa en Estados Unidos. Todo bajo el paraguas de nuevas legislaciones que le dan facultades adicionales al Tesoro al considerar a los carteles mexicanos de la droga como organizaciones terroristas internacionales.
Se trata de un golpe durísimo no solo a tres corporaciones propiedad de mexicanos sino potencialmente para el sistema financiero mexicano en su totalidad.
Tan es así que, al día siguiente del comunicado del Tesoro, la Comisión Nacional Bancaria y de Valores intervino gerencialmente a CIBanco, Intercam y Vector con el objetivo de evitar una corrida financiera que pusiera en peligro la estabilidad del sistema financiero nacional.
Resultó evidente que el gobierno de Estados Unidos no informó previamente al de México sobre esta acción unilateral, como ya ha sido el caso con varias medidas que ha tomado la administración Trump.
Un Trump que actualmente se encuentra empoderado por el éxito que tuvo en el Medio Oriente. Por medio de un golpe de fuerza, logró detener la guerra entre Israel e Irán. La Suprema Corte de Justicia de Estados Unidos, además, limitó el poder de los jueces federales de detener las órdenes ejecutivas de Trump incluyendo la que cambia las reglas de la ciudadanía automática para aquellos que nacieron en territorio estadounidense. Además, el Congreso está por aprobarle su mega paquete fiscal.
No sé si a México le convenga un Trump empoderado gracias a sus éxitos o uno frustrado por sus fracasos. No sé qué sea más peligroso. Lo que me queda claro es que la relación bilateral sigue muy atorada y enredándose cada vez más con declaraciones y acciones del gobierno estadounidense que no ayudan en nada a distender el ambiente que existe entre las dos naciones que, ahora resulta, deben considerarse como adversarias.