Gracias a Google Maps, se ha descubierto una enigmática «puerta» en la Antártida.
Google Maps permite llegar a lugares remotos, también ha sido testigo de perturbadoras situaciones que quedar registradas en su lente, en donde ha logrado captar desde rituales de sectas, hasta accidentes que llegan a ser descubiertos por los internautas
gracias a Google Maps, que ha descubierto una enigmática «puerta» en la Antártida, justo al sureste de la estación Showa, operada por Japón.
Este descubrimiento ha desatado una oleada de teorías en Internet, des un portal bidimensional, hasta la supuesta entrada a una base extraterrestre, sin embargo, por ahora, los científicos han compartido la verdadera naturaleza de esta misteriosa estructura y aseguran que hay una explicación bastante sencilla detrás de todo.
La estructura fue descubierta por un usuario de Reddit mientras navegaba en Google Maps, con coordenadas exactas: 69°00’50″S 39°36’22″E. Al publicar en el foro, se preguntó: «¿Una enorme puerta en la Antártida?», junto con las coordenadas, desatando la curiosidad de muchos.
La publicación atrajo una gran atención, y cientos de usuarios se lanzaron a los comentarios para especular sobre el enigma, pero para desilusión de muchos amantes de los fenómenos paranormales, la verdadera identidad de la estructura es mucho menos emocionante de lo que esas teorías sugerían.
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La profesora Bethan Davies, experta en glaciología de la Universidad de Newcastle, echó un vistazo a las coordenadas en Google Earth Pro, donde pudo explorar imágenes históricas, «Esta formación se encuentra en un área de hielo marino rápido en la Antártida Oriental, justo en la costa… Hay varias islas en la zona y el agua es bastante poco profunda.»
En realidad, se trata de un iceberg que se ha quedado varado y ahora está atrapado, derritiéndose lentamente en su lugar.
“Esto es simplemente un flujo de hielo alrededor de un obstáculo subglacial sólido, influenciado también por el derretimiento y recongelamiento del hielo y por vientos catabáticos”, explicó el profesor Martin Siegert, codirector del Instituto Grantham, estuvo de acuerdo con el profesor Davies.
«Estoy bastante seguro de que es simplemente un fenómeno natural y no hay nada por lo que emocionarse», concluyó.
Fuente: EXELCSIOR