Morelia, Michoacán
“Cuerauajperi Cuenomen” es una biografía novelada de Salud Cruz Jiménez, originaria de la comunidad michoacana de Tarejero, Zacapu, quien fue madre de 18 hijos, de los cuales cinco fueron desaparecidos en los años setenta, así como su esposo, Jesús Guzmán Jiménez, durante la llamada Guerra Sucia.
A propósito de la declaratoria del 2025 como el Año de la Mujer Indígena, sus familiares sobrevivientes rememoran a esta mujer, que crió 18 hijos con consciencia social y que tuvo que enfrentar la represión gubernamental, además de las carencias del entorno que fueron lo que originalmente los hizo alzar la voz.
El escritor Ernesto Hernández Doblas hizo una reseña de este documento histórico en un intento por rememorar el importante papel que las mujeres indígenas michoacanas han jugado en la historia del país, como el de las mujeres de Cherán, que en 2011 se enfrentaron al crimen organizado y la corrupción partidista, para lograr el primer autogobierno del país.
“Como un homenaje a la mujer de Tarejero que no únicamente resistió con la mayor entereza posible las embestidas del destino, sino terminó convirtiéndose en un poderoso emblema de quienes cometieron el ‘pecado’ de engendrar luchadores sociales y ante la injusticia del poder, salían a reclamar con el puño en alto: Vivos se los llevaron, vivos los queremos, el año pasado se dio a conocer la novela Cuerauajperi Cuenomen“, indica el escritor.
Indica que esta novela es producto de los testimonios encadenados de sus descendientes Coralia Romana Guzmán Cruz, Ladibel Leda Guzmán Cruz, Herolina Guzmán Cruz y Cuauhtémoc Huber Guzmán Cruz, que además de proporcionar una imagen de Salud Cruz, permiten asomarse a un momento histórico en Michoacán.
“Se resalta la figura y carácter de quien forjó una familia de hombres y mujeres con sensibilidad para darse cuenta y enfrentar las injusticias del poder. Conciencia social y rebeldía. Humildad y orgullo al mismo tiempo. Una mujer que, siendo ya fuerte, tuvo que hacer crecer más su corazón para cobijar y defender con él a sus hijos e hijas en tiempos oscuros de represión y muerte”, narra Hernández Doblas.
De acuerdo con el escritor y periodista que hace esta reseña, las vivencias de la familia se entrelazan con episodios de la guerra sucia, como la represión, el hostigamiento y la tortura, así como desapariciones y asesinatos que se vivieron en esa década, pero todo envuelto en una narrativa poética:
“Cada uno de los capítulos es una ventana para mirar un momento de su vida llena de flores, música, dolor, angustia, valentía, resistencia y lágrimas. La intensidad está en los hechos relatados y en la forma de relatarlos. En las escenas fuertes y en la fuerza de lo poético”, detalla Ernesto Hernández.
Refiere que el primer capítulo inicia con la feliz llegada de Salud Cruz y su esposo recién casados a una casa donde abundan el agua y las flores para dar paso a un segundo capítulo en donde se presenta la interrogante “¿qué queda de la de la mujer que formó hombres libres y liberadores?” y narra cómo se sobrepuso a la tragedia y además, al intento de ser corrida del pueblo.
“De Salud Cruz Jiménez, queda el homenaje y testimonio de sus hijas e hijo que con esfuerzo y amor nos comparten el retrato hablado de su madre, que además de serlo fue bandera y emblema de las muchas que como ella resistieron y enfrentaron al poder, que aún lo hacen, que lo seguirán haciendo mientras la memoria no acepte la ceguera del tiempo”, concluye Ernesto Hernández Doblas.
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