A diferencia de los monumentos arqueológicos inmuebles, que son estructuras fijas como edificios, templos o ruinas, los monumentos muebles son aquellos que pueden ser trasladados sin perder su integridad física ni su significado cultural
Erandi Avalos
A diferencia de los monumentos arqueológicos inmuebles, que son estructuras fijas como edificios, templos o ruinas, los monumentos muebles son aquellos que pueden ser trasladados sin perder su integridad física ni su significado cultural. Son piezas fundamentales del patrimonio cultural de una nación o región, ya que contienen información valiosa sobre la historia, las tradiciones y las formas de vida de las civilizaciones que los produjeron. Estos objetos nos ofrecen una ventana directa al pasado, permitiéndonos entender mejor las costumbres, tecnologías, creencias y formas de vida de los pueblos que las crearon.
La conservación y protección de estos monumentos muebles es esencial para garantizar su integridad y facilitar su estudio, ya que permiten a los investigadores y al público en general comprender mejor el desarrollo social, económico y cultural de las comunidades antiguas. Además, su preservación contribuye a fortalecer la identidad cultural y el sentido de pertenencia de las comunidades actuales, promoviendo el respeto por su historia y patrimonio.
En México, la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos; publicada en 1972, indica en el Capítulo III, Artículo 27, que los monumentos arqueológicos, artísticos e históricos son propiedad de la Nación y son inalienables e imprescriptibles. Es aquí donde la sociedad civil organizada puede coadyuvar a que estas leyes sean aplicadas, como es el caso de la Fundación Armella Spitalier, cuya sede se encuentra muy cerca de la Zona Arqueológica Mixcoac. Este lugar resguarda un tesoro histórico, cultural y estético que ahora es patrimonio nacional y que se conformó desde principios de los años sesenta.
Las piezas están divididas en colecciones de diferentes comodatarios que fungen como guardianes del patrimonio y que han confiado a la FCAS para que los apoyen en esta responsabilidad. Esta confianza se ha ganado porque desde la fundación promueven el registro de las piezas ante el INAH, señalando la importancia legal de hacerlo y los beneficios culturales y sociales que esto conlleva, ya que se trata de bienes de la nación y se evita así el fomento del saqueo y el mercado negro. Ya debidamente registradas se pide al INAH un permiso para traslado a la sede del FCAS, donde serán registradas, catalogadas y resguardadas en condiciones adecuadas.
Las piezas, su contexto, su historia e importancia se difunden a través de publicaciones digitales e impresas; para esto la fundación creó el área editorial especializada en la historia y cultura mesoamericana desde donde se han publicado obras tanto para públicos especialistas como para público en general y público infantil; algunas traducidas al francés, inglés y alemán. A esta área tan importante se sumaron sus hijas Nathalie, Sofía, Valeria y Mercedes Armella Spitalier. El contenido se genera a partir de las piezas del acervo, por lo que muestran piezas muy poco conocidas. Destaca la Biblioteca Electrónica Mesoamericana con 36 volúmenes de las culturas más emblemáticas de Mesoamérica, que además tiene un formato de audio y además se complementó con juegos virtuales. Esta enciclopedia fué elegida en 2009 por el entonces Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, ahora Secretaría de Cultura, para representar a México en el Salón del Libro, en Paris, Francia. También han formado, en conjunto con investigadores y especialistas, un fondo de consulta sobre temas académicos para la consulta de títulos especializados en el mismo tema.
La cantidad de objetos es tan impresionante como su calidad y su temporalidad. Entre estas piezas se encuentran objetos de cerámica, herramientas de piedra o metal, joyas, armas, figurillas, juguetes, objetos rituales y ceremoniales, esculturas, utensilios cotidianos y otros artefactos que reflejan aspectos diversos de las culturas originarias mesoamericanas de diversas temporalidades y culturas.
El valor intrínseco de cada una puede darse en uno o varios aspectos. Uno es la temporalidad, que varía mucho y puede llegar a ser de más de dos mil años de antiguedad. Otro es la conservación: el que una pieza esté casi intacta es un gran punto a favor. También la calidad estética aumenta significativamente el valor simbólico, y aquí tocamos un punto muy importante, ya que a nivel internacional es reconocido el excelente nivel de maestría en prácticamente todas las técnicas y materiales: las exquisitas decoraciones de la fina y resistente cerámica utilitaria y ceremonial, el trabajo en metalurgia adelantado a su época, la talla de piedras semipreciosas para joyería, escultura modelada decorada con pastillaje, escultura en piedra y muchas más. La región y cultura es también algo a considerar porque hay regiones en las que las piezas son más abundantes y otras de las que se conocen menos piezas.
Otra forma maravillosa de difundir el acervo es a través de exposiciones temporales, a las cuales la fundación está abierta siempre y cuando se cumplan los requisitos que el INAH solicita. De esta manera, las personas pueden ver directamente las piezas y el material complementario como cédulas, fichas, textos curatorial, catálogos. Por si todo este esfuerzo no fuera suficiente, en colaboración con un equipo de arqueólogos e historiadores, se ha creado el Centro de Estudios y Divulgación de Arqueología e Historia Mesoamericanas; desde donde se ofrecen diversas actividades educativas y formativas. Para los estudiantes de carreras afines, es importante que sepan que pueden acercarse a la fundación para realizar su servicio social o prácticas profesionales. Aprovechando plataformas de redes sociales, que llegan a un público muy amplio y más variado, la fundación crea contenido de calidad continuamente.
Próximamente la FCAS será un organismo coadyuvante del INAH oficialmente, pero desde su fundación en abril del 2004 lo han sido de facto. La Fundación Cultural Armella Spitalier merece un mayor reconocimiento por su labor, y Carlos Armella Sánchez de forma individual, también. Lo que ha logrado de la mano de su familia, de instituciones aliadas y de su equipo, es de gran valor e importancia para todos los mexicanos y aún más, para la humanidad. No exagero. Cualquiera que visite el acervo, ya sea por entretenimiento, cultura general o estudio profesional podrá ver de inmediato lo que hay detrás: compromiso, filantropia, trabajo, disciplina, pasión, generosidad, visión; al servicio de un tesoro nacional invaluable. Todos los mexicanos estamos en deuda con la labor que Carlos Armella realiza a través de la fundación.
Visitar el acervo de la Fundación Armella Spitalier es admirar cápsulas del tiempo cargadas de belleza. Sería interminable lo que de este acervo se puede generar porque lo que contiene es la huella de vidas, de momentos, de historias. Este espacio es un cofre de tesoros que está en buenas manos.
Erandi Avalos, historiadora del arte y curadora independiente con un enfoque global e inclusivo. Es miembro de la Asociación Internacional de Críticos de Arte Sección México y curadora de la iniciativa holandesa-mexicana “La Pureza del Arte”.