Asaid Castro/ACG – Morelia, Michoacán

Héctor, un hombre de la tercera edad, recorre las cercanías de Fray Antonio de San Miguel sobre un triciclo adaptado, impulsado por un par de manivelas que mueve con sus manos, ya que ha perdido las piernas.

Con su chaleco y chamarra reflejante, pide una moneda de manera humilde, y hoy fue a agradecer al templo de San Diego por mantenerlo lo mejor posible a pesar de sus limitaciones, junto a él, lo acompaña siempre su fiel compañero, Palomo, un perro blanco y peludo que no lo deja ni un momento.

Juntos, Héctor y Palomo son una imagen entrañable, pues asegura que su perro lo sigue a donde sea, con la misma lealtad que él tiene hacia la Virgen.