El libro La filosofía es cosa de niños (y de niñas, por supuesto) surge en un contexto de apertura hacia la pluralidad y la revalorización de la democracia
Socorro Madrigal Romero
El libro La filosofía es cosa de niños (y de niñas, por supuesto) surge en un contexto de apertura hacia la pluralidad y la revalorización de la democracia. Esta obra colectiva, escrita por once educadoras formadas en el Diplomado Filosofía para Niñas y Niños —coordinado por la maestra María del Socorro Madrigal bajo un convenio entre la Secretaría de Educación de Michoacán y la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo—, recoge las voces de docentes que laboran en comunidades urbanas y rurales del estado.
Como parte de un proyecto iniciado en 2014 en colaboración con la Facultad de Filosofía "Dr. Samuel Ramos Magaña", se invitó a las participantes a documentar sus experiencias aplicando el modelo pedagógico de Matthew Lipman. Tras talleres realizados en 2015 y 2022 —que incluyeron ejercicios de escritura, revisión teórica y diálogo interpretativo—, el texto culminó en una hermosa y cuidada edición de Cuarta República. Editorial de Michoacán, gracias al apoyo del Gobierno estatal y la Secretaría de Educación.
Romper prejuicios, construir diálogos
El libro desafía dos estereotipos extendidos socialmente: primero, no considerar a los niños capaces de pensar filosóficamente porque sus respuestas son emocionales e irreflexivas, sus opiniones no son tomadas en cuenta en una sociedad adultocéntrica que les niega la voz; segundo, el mito de que los docentes son meros técnicos reproductores de conocimiento, los maestros no leen, no escriben ni producen cultura. Estas narrativas, afirma el colectivo, perpetúan desigualdades y niegan a los actores su capacidad de agentes para la transformación social.
Los relatos aquí reunidos no solo documentan la implementación del programa Filosofía para Niñas y Niños (FpNN), sino que integran las perspectivas de alumnos, maestros y actores escolares. A través de la Documentación Narrativa de Experiencias Pedagógicas —metodología propuesta por Daniel Suárez—, las autoras reflexionan críticamente sobre su práctica, reivindicando su rol como investigadoras y creadoras de conocimiento.
Comunidades de indagación: asombro y diálogo
El modelo de Lipman y Ann Margaret Sharp promueve una pedagogía basada en la indagación dialógica, donde niñas y niños exploran colectivamente los fundamentos de sus pensamientos, emociones y valores. En estas comunidades, el cuestionamiento filosófico —no como búsqueda de respuestas definitivas, sino como ejercicio de fascinación ante lo desconocido— es el núcleo del aprendizaje. Como señala Ellen Dutie, se trata de formular preguntas que "despierten el deseo de comprender el mundo". Las docentes destacan cómo esta práctica transforma el aula: los estudiantes aprenden a escuchar, argumentar y problematizar sus creencias, mientras desarrollan habilidades como la observación, el análisis y la empatía. Sin embargo, el proceso también exige un cambio de paradigma en los educadores.
"¿Cómo formar ciudadanos críticos si no fortalecemos primero nuestro propio pensamiento?", cuestiona la maestra Érika Rosales.
Escribir para transformar
La escritura emergió como herramienta clave. Al narrar sus experiencias, las autoras descubrieron aspectos inadvertidos de su práctica, lo que les permitió replantear sus métodos y confrontar las tensiones entre la enseñanza tradicional y el enfoque de FpNN. Como explica Gorety Ortiz, la documentación narrativa "hace legible la experiencia" y revela su significado profundo.
Un ejemplo concreto es el proyecto de la maestra Guadalupe Gamiño, donde los niños crearon cuentos filosóficos a partir de preguntas como ¿Qué siente el personaje? o ¿Por qué actúa así? Esta iniciativa demostró que la escritura —lejos de ser un privilegio de unos cuantos— es un medio para expresar ideas y reelaborar el mundo.
Conclusión: filosofía para la vida
Introducir la filosofía en la infancia no implica enseñar teorías abstractas, sino cultivar habilidades para pensar con autonomía, ética y creatividad. Como señala Lipman, el pensamiento complejo requiere responsabilidad sobre cómo razonamos. Este libro es testimonio de que, cuando se siembran estas capacidades desde la niñez, el aula se convierte en un espacio de transformación social.
Las autoras, al compartir sus relatos, no solo documentan sus experiencias, sino que reclaman su lugar como agentes de cambio. En sus palabras, las docentes que narramos desde una perspectiva crítica y reflexiva nuestras prácticas coincidimos que fue una oportunidad de mirarnos al espejo mientras damos la voz a los protagonistas de la experiencia pedagógica y avanzamos en la construcción de una educación más democrática.
Socorro Madrigal es profesora de Educación Preescolar por la Escuela Normal de Educadoras “Prof. Serafín Contreras Manzo”, Licenciada en Filosofía por la Facultad de Filosofía “Dr. Samuel Ramos Magaña” de la UMSNH, y Maestra en Filosofía Aplicada por la Universidad Vasco de Quiroga. Formada en el “Programa de Filosofía para Niños (FpN)” en diversas instituciones: Universidad Iberoamericana, Universidad Intercontinental, Centro Latinoamericano de Filosofía para Niños, Grupo THINKers y UMSNH. Desde 2014 trabaja en la difusión e implementación del FpN en educación básica.