Los citricultores del Valle de Apatzingán viven una grave crisis del limón por extorsiones, falta de seguridad y caída de precios que amenazan la economía local.
Morelia, Michoacán.– Los productores del Valle de Apatzingán atraviesan una de las peores crisis en años debido al desplome de los precios del limón y la persistente inseguridad en la región, denunció, Bernardo Bravo, presidente de Productores de limón en el Valle de Apatzingán, quien agregó que las extorsiones y la falta de compradores están frenando la economía regional
“Nosotros veíamos venir desde hace unos cuatro o cinco años que para estas fechas habría poca actividad en la región, situación que sí se ha logrado gracias al trabajo de los elementos del Ejército para mantener la productividad en la zona”, dijo.
Sin embargo, reconoció que los problemas de inseguridad continúan afectando gravemente la economía local.
“La inseguridad es un tema estructural. Para que tú puedas trabajar y puedas operar, necesitas tener seguridad en ello”, agregó.
Explicó, compradores provenientes de estados como Colima, Puebla y Guanajuato han dejado de acudir a la región debido a las extorsiones.
“No han llegado y tenemos la información de que no van a llegar porque siguen las extorsiones al limón. Eso va a afectar a nuestra oferta porque tenemos menos compradores”, afirmó.
Frente a esta situación, los productores acordaron suspender temporalmente la cosecha para intentar estabilizar el precio.
“El día de ayer tuvimos una asamblea muy nutrida, con un gran grupo de productores, para precisamente el día de hoy no cortar y generar un equilibrio dentro de estos bajos precios que tenemos, que no son reales para pagar a los cortadores y a la gente que depende de nosotros”, indicó.
Comentó que actualmente los precios se ubican entre 3 y 4 pesos por kilo, lo que equivale a unos 60 pesos por caja, de los cuales 50 pesos se destinan al pago de los cortadores.
“Entonces se lleva todos los gastos y mucho más, porque si la caja cuesta 60 pesos, de esos 10 pesos restantes se van en combustible, acarreos y otros gastos operativos. No hay lógica ni sentido alguno de poder mantener una operación”, aclaró.
Por ello, los productores han decidido trabajar solo tres días a la semana en busca de un equilibrio en la producción y los precios.
“Preferimos que se quede en el huerto, a que se pudran nuestros frutos en los mercados. Nos sirve más como fertilizante en el campo que malbaratarlo en las bodegas”, expresó.
Sobre la relación con las autoridades, el dirigente citrícola aseguró que mantienen una agenda abierta con el gobierno estatal y federal, aunque insistió en que el apoyo debe garantizar la seguridad de los productores.
Seguiremos pidiendo que el mensaje sea claro: los productores no somos base social de ningún grupo criminal. Tomamos nuestras decisiones buscando los equilibrios necesarios para seguir dando trabajo a los jornaleros”, dijo.
En cuanto a la violencia, Bravo fue enfático al señalar que “deben lograrse las detenciones de los principales generadores de violencia de la región”, pues de lo contrario continuarán los delitos.
Y añadió:
“Si esos liderazgos siguen en esos conflictos armados, seguirán los homicidios, las extorsiones, las desapariciones. Necesitamos que se haga valer la justicia para recuperar la tranquilidad y la paz en la región”.
La crisis del limón en el Valle de Apatzingán no solo pone en riesgo la economía de los productores, sino también el sustento de cientos de jornaleros que dependen de esta cadena productiva en una de las regiones agrícolas más importantes del país.