En una curva del tiempo y la carretera, el Puente del Márquez, ubicado a las afueras de Nueva Italia, Michoacán, se alza como un lugar donde los relatos populares, la tragedia y la fe se entrelazan sin descanso; aunque a plena luz del día parece un paso más sobre el camino, su historia ha sido tejida por generaciones que lo consideran algo más que un simple cruce.
Antiguamente rodeado por apenas unas cuantas capillas, hoy el entorno del puente está marcado por decenas de altares, muchos de ellos dedicados a la Santa Muerte. Los visitantes, algunos de ellos creyentes y otros curiosos dejan ofrendas, veladoras y mensajes en agradecimiento o como petición de protección para cruzar sin percances.
Y es que la fama trágica del lugar no es infundada: los accidentes vehiculares en la zona son frecuentes, especialmente por las noches o en temporada de lluvias. Conductores locales afirman que “algo” ocurre en ese tramo del camino, como si una energía inexplicable alterara el juicio o provocara distracciones repentinas.
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Pero quizá lo más conocido del Puente del Márquez es la leyenda que envuelve a las llamadas Patas del Diablo, unas marcas irregulares en la piedra que, según los relatos antiguos, fueron dejadas por una figura infernal. Aunque muchos sostienen que son simplemente formaciones naturales provocadas por el paso del tiempo, la versión sobrenatural ha calado hondo en la imaginación colectiva.
Vecinos y viajeros afirman haber visto figuras oscuras deambular entre los altares al anochecer, escuchado lamentos sin origen o sentido una presión en el pecho al atravesar la zona, como si una presencia invisible los acompañara.
El Puente del Márquez es, para muchos, un punto de tránsito. Para otros, un umbral donde la realidad se dobla, y lo espiritual, sea luz o sombra, deja su huella silenciosa.
Fuente: Página de Facebook “Nueva Italia del ayer”