Visualmente, “Binnizá, los seres de las nubes” destaca por su fotografía sensorial y simbólica, a cargo del propio Rulfo

Ashley Rodríguez / La Voz de Michoacán

Morelia, Michoacán. - En el marco del Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM), el director Juan Carlos Rulfo y el productor Eduardo Díaz Casanova presentaron el largometraje documental “Binnizá, los seres de las nubes”, una obra poética, visual y profundamente simbólica que retrata el arte, la memoria y la resistencia cultural en el Istmo de Tehuantepec, Oaxaca.

El proyecto, explicó Díaz Casanova, surgió a partir de conversaciones con el poeta Antonio Valle, quien vivió muchos años en Juchitán y compartió historias místicas y fantásticas de la región.

“Platicamos con Antonio y nos contaba historias sensacionales. Dijimos: tenemos que hacer algo sobre el Istmo y sobre el maestro Toledo, sobre todos esos artistas que han vivido ahí. Así fue como llegamos a Juan Carlos Rulfo, le encantó la idea y comenzó el desarrollo del proyecto”, relató el productor.

El documental, que toma inspiración en el universo del maestro Francisco Toledo, se transformó en el proceso de creación.

Según Rulfo, “comenzamos con la idea de hacer una película sobre el maestro Toledo, pero en el camino pasaron cosas. Estábamos saliendo del terremoto de 2017, Juchitán estaba destruido, el lugar era agreste y poderoso, y conocer a Irma Pineda fue fundamental: una mujer maravillosa, con una amabilidad impresionante. Su universo nos inspiró profundamente”.

Rulfo explicó que el poema que da nombre a la película no existía originalmente, sino que fue construido a partir de fragmentos de los textos de la poeta Irma Pineda.

“Construimos un texto basado en varios fragmentos de sus libros, algo que hablara de lo que los Binnizá —los seres de las nubes— representan: la conexión entre la tierra, la memoria y la desaparición de su padre en 1972. Todo eso confluye en una reflexión sobre el futuro y la identidad”, señaló el director.

El documental combina testimonios de artistas zapotecas, imágenes de la naturaleza, y referencias al legado de Toledo, entre ellos Lucas Avendaño, Rosti Basendu y la propia Irma Pineda. Para los realizadores, la convivencia con estas comunidades fue un aprendizaje profundo.

“Fue maravilloso adentrarnos en este México profundo, en historias personales e íntimas de artistas que utilizan su creación como una forma de resistencia”, expresó Díaz Casanova.

Rulfo coincidió: “El punto medular de la película es justamente ese discurso de resistencia. Distintas expresiones artísticas que responden a la situación actual del Istmo y del mundo. Era un viaje continuo de creación, donde el desastre se volvía combustible para la inspiración”.

Recibimiento en el FICM

Durante su presentación en el FICM, el documental fue recibido con entusiasmo.

“La respuesta del público fue maravillosa. Hubo muchas preguntas, la gente se conmovió, lo describieron como un ensayo visual y poético sobre el México profundo. Fue muy emocionante ver cómo conectaban con la película”, dijo Díaz Casanova.

Para Rulfo, reencontrarse con la obra en pantalla grande también fue especial:

“Llegué sin haber visto la película desde hace tiempo, y fue una sorpresa. Se me fue como agua. Es un privilegio haber trabajado con Eduardo, que aceptó transformar una idea inicial más tradicional en una búsqueda creativa más libre. Fue un riesgo, pero valió la pena”.

Sin embargo, el proceso no estuvo exento de dificultades.

“Uno de los mayores retos fue lo que sucedió después con los personajes. Rosti Basendu, uno de los músicos del documental, fue asesinado. También una persona que colaboró con nosotros fue detenida injustamente. Fue muy triste. Estas situaciones nos recordaron la violencia que atraviesa la región y lo valioso que era contar estas historias”.

Fotografía, música y mensaje central

Visualmente, “Binnizá, los seres de las nubes” destaca por su fotografía sensorial y simbólica, a cargo del propio Rulfo.

“El lugar te inspira a buscar en las texturas, en lo erótico, en lo bizarro. Íbamos con las antenas puestas. El cocodrilo, los colores, la tierra, todo era impresionante. Visitamos Juchitán siete u ocho veces; era agotador, pero era como buscar oro en el río”, comentó el cineasta.

El documental también resalta por su música ambiental, creada a partir de sonidos locales.

“La música no es una partitura clásica, está hecha con los sonidos y los ambientes del lugar. El cine es un espacio de ensoñación, y queremos que el público viaje entre las texturas y colores del entorno”, explicó Rulfo.

Respecto al mensaje central de la obra, el director señaló:

“La película invita a construir tu propio mito interno. Cada espectador puede buscar su razón de ser, su propio Popol Vuh. Los Binnizá son seres que llegaron a la Tierra, pero deciden marcharse; cada quien puede decidir qué hacer con su historia”.

Por su parte, Díaz Casanova destacó el homenaje al legado artístico de Toledo:

“Queríamos mostrar esta identidad cultural viva, estos artistas en movimiento que siguen construyendo. Conocer la vida de Toledo a través de otras voces fue fundamental”.

Entre las escenas favoritas de los realizadores, ambos mencionaron el final del documental.

“Ver a Lucas Avendaño haciendo una danza ancestral y enterrándose en la tierra, fue impresionante”, dijo Díaz Casanova.

Rulfo añadió: “El cierre con la mujer que se sumerge en el agua es poderoso: representa el cuerpo como territorio de todas las historias vividas. Algunos regresan a la tierra, otros a las nubes, otros al agua”.

Finalmente, Rulfo invitó al público a vivir la experiencia de “Binnizá, los seres de las nubes” desde los sentidos:

“Queremos que el espectador salga del cine y vea el mundo distinto: que el aire sea otro, que la luz cambie, que las piedras y las plantas tengan voz. Esa es la magia del cine cuando te hace mirar de nuevo”.