Morelia, Michoacán
El Salón Independencia de Casa Michoacán se llenó de “abuelas y abuelos”; personas de la tercera edad con arrugas en sus rostros, con dificultad para caminar, usando sus bastones, sus andaderas, apoyados por sus familiares, ayudándose entre ellos mismos para poder llegar a sus asientos que les fueron asignados.
Abuelas y abuelos de todas partes del estado llegaron para recibir sus visas como parte del programa Reencuentro Familiar (Refami) de la Secretaría del Migrante (Semigrante) variedad de vestimentas, vestimentas tradicionales, faldas plisadas, rebozos, sombreros terracalenteños, huaraches y botas de trabajo. Abuelas y abuelos, todos y todas, cada uno, diferentes pero con algo en común; todos viven desde hace muchos años lejos de sus hijas e hijos, no conocen de manera física a sus nietos, hace mucho que no son abrazados por sus familias.
Los rostros llenos de arrugas y con señales de cansancio, hoy tenían un brillo en sus ojos, hoy esbozaban sonrisas sutiles ante la posibilidad de volver a encontrarse con sus seres más amados.
Esperanza Silvia Flores, de 67 años, originaria de Morelia, acompañada de su esposo, recibieron la visa para poder visitar a su hija y poder conocer a sus nietos que sólo ha visto por videollamada. “Estoy emocionada, es un gusto tener esta posibilidad, hace 25 años que no me encuentro con mi hija. Estoy muy contenta y nerviosa” declara y no puede evitar sonreír; una sonrisa que esboza (como su nombre) la esperanza de reencontrarse con su hija.
Rigoberto Tapia Pérez, originario de Zamora, tiene 72 años y desde los 50 que no está con su hija. “Tengo dos nietos, los conozco sólo por retrato, ya son mayores y ahora, estoy lleno de gusto por poder estar allá con ellos”, nos cuenta Rigoberto.
Para Everardo Rangel Trujillo, de 72 años, originario de Paracho, con sangre Purépecha, será la segunda vez que viaja a Estados Unidos; el 19 de septiembre viajó con un permiso a Los Ángeles para poder dar la última despedida de su hermana. Ahora, el contraste del motivo de su viaje lo llena de una sonrisa en su rostro, se reencontrará, después de 26 años, con sus dos hijos y una hija. “Podré conocer a mis nietos que sólo he visto en fotos, pasaré las fiestas navideñas por allá, es un gusto muy bonito”, exclama Everardo.
Esther Martínez, de 74 años, porta vestimenta tradicional, es de Nurio del municipio de Paracho, sus 5 hijos, que viven en diferentes partes del país, viajarán a Estados Unidos para reencontrarse entre hermanos y con su madre. Ella tiene 30 años sin ver a algunos de ellos y no conoce a sus nietos. “Viajaré por primera vez pa’llá, toy contenta y feliz”, expresa Esther.
Todas las abuelas y abuelos, después de haber recibido sus visas, se levantaron de sus asientos, se saludaron y abrazaron entre ellos, se tomaron fotos y, poco a poco, se fueron marchando de Casa Michoacán. Caminan con el deseo de reencontrarse con su familia, caminan con la esperanza en mano. Abuelas, abuelos, les deseamos un feliz viaje.