Morelia, Michoacán
Por casi 20 años, Richard Martínez ha habitado su hogar, sobre la calle Naranjo, en la colonia Las Margaritas, colindante con un inmueble que alberga más de 100 toneladas de basura.
El muro aledaño a esta construcción, así como la fachada de la casa de Ricardo Martínez, muestran los efectos adversos de poco menos de dos décadas de coexistencia con un inmueble en cuyo interior se almacenan muebles, electrodomésticos, llantas, juguetes viejos, muebles rotos, partes de automóviles, láminas, tubos, restos orgánicos y animales vivos y muertos.
“Siempre ha sido así, por varios años he vivido con mi esposa y tres hijos a un lado de una casa donde su propietario, Jesús, se dedica a acumular basura. Eso nos ha causado daños en la casa, que tiene humedad, malos olores y plagas, pero también en la salud, uno de mis hijos y yo tenemos problemas respiratorios, y con frecuencia debo fumigar para que la casa no se infeste con plagas”, explicó Ricardo Martínez.
Aseveró que a lo largo de los años ha intentado mediar para una solución, incluso ha ofrecido a Jesús, el propietario del inmueble aledaño, ayudar a limpiar, pero no solo rechaza resolver la situación, sino manifiesta agresividad, llegando a amagar con un machete a trabajadores locales y a su esposa.
Indicó que en la casa de la calle Naranjo residen hasta siete personas entre basura en una cantidad equivalente a la retirada de vías y espacios públicos, con motivo de la temporada de lluvias, además de animales como perros y gatos, los cuales se pueden escuchar llorar y lamentarse, a causa del hambre, enfermedades y lesiones, hasta que algunos mueren y son arrojados a la banqueta, con la basura que acumulan en el exterior del inmueble y un vehículo, rebosante de desperdicios.
“Siempre que está en nuestras manos les damos de comer, pero no todos sobreviven, los oímos llorar insistentemente hasta que aparecen muertos en la calle”, refirió.
Debido a que la casa de Jesús no cuenta con drenaje, sus ocupantes deben hacer sus necesidades fisiológicas en recipientes, cuyo contenido es arrojado a la calle, con las excretas de los animales.
Aunque se conoce que Jesús y sus acompañantes no se dedican a pepenar basura, guardan los residuos que generan, recogen los desechos que encuentran cerca y vecinos del área les piden que se lleven sus basuras, en lugar de entregarlas a las unidades recolectores.
“Todos se quejan, pero muchos son parte del problema, porque ellos mismos le dan basura con tal de no pagar al camión recolector”, reiteró Ricardo Martínez.
Intervención municipal
Por los últimos siete años, el Municipio ha hecho 15 visitas a Jesús, por reportes de acumulación de basura, y en cinco años ya han retirado 63 toneladas de desechos, lo que le ha valido la aplicación de dos infracciones.
No obstante, la conducta de acumulación persiste, por lo que este viernes personal de la Dirección de Residuos Sólidos acudieron al lugar para extraer dos toneladas de basura más, explicó el jefe de Inspectores de la Dirección de Residuos Sólidos, José Magaña Olivo.
El verdadero problema no son estas dos toneladas, que ni siquiera llenan un camión, sino las 100 a 120 toneladas de basura que se estima ocupan cada espacio dentro de la vivienda.
“Nosotros recibimos denuncias de acumuladores y atendemos el caso, hacemos la limpieza y damos seguimiento, pero para esto tenemos que contar con el permiso del dueño de la casa o una orden obsequiada por un juez, porque nuestra facultad de limpiar se limita a los espacios públicos, no podemos ingresar sin autorización u orden judicial a una propiedad particular”, expuso.
Cada mes, la instancia lleva a cabo una media de cinco intervenciones en casas de acumuladores, mencionó José Magaña.
Sólo en un caso, en los últimos siete años, se ha detectado reincidencia en la acumulación, y únicamente en el caso de Jesús se ha identificado agresión y negativa a permitir la labor de las autoridades.
“Parte de lo que tenemos que hacer es orientar a los vecinos sobre los procesos para resolver el problema. Aquí, por los antecedentes de agresividad y la negativa a dialogar, lo que corresponde es una denuncia ante la Fiscalía General del Estado (FGE), para tramitar la orden judicial que nos dé acceso a la vivienda para sacar la basura.
También tenemos que avisar a otras áreas, como medio ambiente, salud, protección civil, derechos humanos y protección animal, así como la Policía de Morelia y el Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) local, ya que debemos atender tanto a los vecinos como a los acumuladores”, señaló el jefe de Inspectores.