Morelia, Michoacán

La medicina tradicional es una alternativa ancestral para una serie de malestares que no comprende la alopatía, práctica médica que utiliza medicamentos convencionales para el remedio de las enfermedades.

María Carmen Zacarías Hernández, médica tradicional de la comunidad de Pichátaro, consideró que los doctores “encochinan” a los pacientes, pues desconocen de padecimientos como el empacho, la mollera caída, el mal de ojo, el dolor de latido.

Pero, desgraciadamente, es hasta que los pacientes no ven mejoría, cuando acuden a la medicina tradicional, que ha curado los males de manera milenaria a base de hierbas, ungüentos, masajes.

“Unos van con los doctores y dicen, ya lo llevé a inyectar y no pudo, y dicen estoy viniendo ‘a ver sí’, les digo no, eso es como que no le tienen fe a uno”.

La señora Mari recuerda que hace aproximadamente 22 años les brindaron capacitaciones con personal de Puácuaro, comunidad purépecha de Erongarícuaro, les enseñaron a dar masajes, preparar ungüentos, entre otros conocimientos.

Sin embargo, muchas de las aprendices dejaron las clases a medias por dos problemáticas principales, tener que darles viáticos y alimentos a los capacitadores para ir a su comunidad dos veces por semana, y la otra, sus esposos no les daban permiso de acudir a las capacitaciones.

Como parte de su trabajo, que es su fuente de sustento, la médica utiliza principalmente hierbas como la ruda, romero, árnica, vaporub, eucalipto, en causas como dolores musculares y de garganta, así como la resina de árbol también para dolores musculares.

Mencionó también que actualmente quedan pocas personas que todavía ejercen esta práctica, pues al sobar o dar masajes a las personas, los males o energías se pasan a ellas, lo que les causa el mismo mal que aquejaba al paciente.

“Nosotras al sobar, nosotras agarramos diferentes energías que traen las personas, y ya que la señora se estaba muriendo, por eso su esposo y sus hijos ya no la dejaron”.

Sin embargo, con el paso de los años ella se mantiene bien de salud a pesar de las prácticas medicinales que realiza, pues siempre antes de comenzar a realizar sus actividades se encomienda a Dios, a quien considera el “Médico Divino” que cura todos los males.

La señora María Carmen destaca que de sus hijas solamente una optó por aprender estos conocimientos ancestrales, pues ellas prefieren no correr el riesgo de adquirir los males de los pacientes.